domingo, 18 de octubre de 2009

A veces, la tristeza se apodera de mí, y ¿sabes que encuentro?, eso mismo. Entonces intento dar al piloto automático, ese que te hace andar, te hace hablar, te orienta a donde se supone que "debes estar", ese que alguna cosa ha provocado que se encienda, y guardo mi alma, porque no va, no luce, no ríe, no habla, no salta, ni tiembla...La golondrina deja de volar y regresa a su nido para saber que también puede andar con sus patitas, y descansa del viento, de la lluvia, descansa de la multitud, de buscar espacios donde sí está su felicidad pero a veces se la tiñen de gris....

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