martes, 11 de enero de 2011

La pasión turca.-Antonio Gala


"...Dormía Yamam casi atravesado sobre la cama. Acaricié su pecho, que con la respiración subía y bajaba; pasé mis dedos por los pezones de sus tetillas: él sonrió en sueños y temblaron sus largas pestañas; seguí sus clavículas, que iban desde el hundido vértice del cuello hasta el hombro, sus costados que se ondulabansobre las costillas, su ombligo... Nunca había visto el ombligo de Ramiro, o nunca me había interesadoverlo; deposité un beso en el de Yamam, después de olerlo. Restregué mi mejilla contra su vello púbico; el pene yacía a un lado del escroto, en medio de los muslos entreabiertos. Descendí hasta un tobillo que brillaba en la parte más delgada de la pierna y llegué al pie, apenas deformado por los zapatos, con el dedo segundo más largo que el primero, como las estatuas griegas, con un empeine más alto de lo común, con una planta endurecida que rocé con la palma de mi mano... Después del amor y de la noche, olía su cuerpo a él. Su piel, ni demasiado fina ni demasiado clara, exhalaba un olor sano a sudor; sus ingles tenían un húmedo olor a semen que me recordaba al de las flores de la acacia; sus pies olían a algo levemente ácido, a punto de corromperse, pero no corrompido; sus sobacos, a esas charcas donde las hojas se amontonan en otoño. Me pregunté cómo somos tan insensatos que sustituimos estos olores naturales por otros idénticos que los disfrazan, y acerqué por fin mi nariz hasta su boca. Estaba entornada y salía por ella un aliento que respiré durante largo rato, sin tocarla con la mía para no despertarlo... Se me ocurrió que quizá era un sentimiento de ternura el que me hacia acercarme a aquel cuerpo dormido. No; no era la ternura: era el agradecimiento, la imperiosidad de conocerlo todo de él -todo lo que no engaña en un durmiente-, la profesionalidad del guerrero, que, entre una y otra batalla, pule y limpia y revisa las armas de las que dependerá pronto su vida..."


La pasión turca.-Antonio Gala

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lunes, 10 de enero de 2011

domingo, 9 de enero de 2011

Desde la baranda


Apoyaba mis manos en aquella baranda,
esa que tantos soñadores han tocado,
esa a la que tú mismo te acercaste
para ver tu mar,
para oler tu cielo,
y tu atardecer saborear con los ojos cerrados.

Contemplaba las idas y venidas
de tu inmenso mar
ese agua que baila
la canción de la libertad,
sueña…
con volver a esa línea
donde el sol la acaricia,
con sus rayos ardientes
con los besos del helio derramado
con la saliva de su llama candente.

Y desde la baranda,
mis ojos recordaban,
las huellas que en la arena dejabas,
cuando pasabas por aquella tu playa,
mis ojos lloraban,
por no tener tus manos
junto a las mías,
allí…
en el balcón del mar,
en el mirador de la vida.

Mi alma a veces descansa,
mirando esas olas, esas gaviotas
esas alas blancas desplegadas en el aire,
ese brisa que amaina la tarde,
esa arena blanca cómo brilla,
cuando tú la miras,
y sutilmente la conviertes en poesía.

Ese mar que tanto añoras,
es como el alma mía,
es un vaivén de olas,
un racimo de caricias,
una mirada absorta
entre miles de colores nuevos,
y un cuadro que ya tenía.
Mi agua se va danzando,
al horizonte de su fantasía,
más vuelve de nuevo,
a romperse en lágrimas,
a la orilla de su rutina.

Con genio y alboroto,
vuelve a veces a pisar tierra,
a gritar que no quiere estar muerta,
que quiere volver de nuevo
allí donde está la mar serena,
donde está su sol que la calienta,
y su luna que la mece entre mareas,
hay calma…
y sueña,
mi alma aún sueña,
desde la baranda.

El sabor de la miel.-Salwa Al Neimi


“Hay quien invoca a los espíritus. Yo invoco a los cuerpos. No conozco mi alma ni la de los demás, pero conozco mi cuerpo y sus cuerpos.
Eso me basta.”

El sabor de la miel, Salwa Al Neimi.

Posesión

Tu sombra eterna


Tu sombra eterna

Hoy regresé...
a buscar caracolas entre las conchas,
el viento me lleva,
sueltos...los lazos de mi pamela.

Hoy vuelvo...
a soltar el hilo a mi cometa,
¡qué baile, qué salte, qué...
suba al cielo y susurre a las estrellas!.

Hoy traigo...
una colección de pétalos de cera
que hermosean la flor de mi llama,
mi candela pura y ...eterna.

Hoy siento...
que mis deseos y mi imaginación
rozan y embarcan en el mismo puerto,
tras mareas altas y bajas...en el mismo cielo.

Hoy bebo...
el agua de la pasión entre corales,
sobre los nácares de mis más bellos pensamientos,
hoy mi sed...se sacia en tu agua,
en el río de tus besos.

Y...camino en este sendero,
hoy...
hoy no sueño,
tu voz, el tango y la sonrisa,
tu sombra eterna...clavada en mi cuerpo.

lunes, 3 de enero de 2011

Quien te sienta


Regresas cada atardecer,
cuando el día su telón echa,
cuando el viento susurra a ciegas.
Regresas hoy cúlmine y rellena,
alba posas en los azules elevados,
velas la cal y la arena.
Luna que naces y mueres,
en los brazos estíos de tu amado,
alumbras nuestros pies en la tierra.
Y el mar...
bajo tu lumbre va moldeando,
un sueño, un beso, un recuerdo.
Y las olas...
al son de tu mirada,
ribetean sus aguas plateadas.
Regresas a cuidar con tiento,
las mareas de la tierra y el alma,
el alma de quien te sienta.

Alma callada


Alma callada

Si el viento recogiera al vuelo,
cada pensamiento,
cada desvelo,
cada peso de mi cuerpo.
Si la tierra absorbiera
cada lágrima,
cada hora yerma
de las madrugadas,
y las quemara en sus entrañas.
Mas siguen los días,
sigue el camino abriéndose
tortuoso...
con la niebla que me acompaña.
Sigue el silencio
acomodando mis pies,
que caminan en promesa
de mi alma callada.