domingo, 17 de octubre de 2010

Cisnes blancos


Son tus ojos de color mutante,
que me miran en esta danza,
y con un hechizo delirante,
me atrapan, duermen mi piel descalza.
Regresas los terciopelos azules,
de las capas que cubren mis manos,
sueños que van encajando como puzzles
en los ocasos de mis párpados cansados.
Pisas las arenas que se tornan granas,
a la entrada, en la orilla de mi pasión,
en el encanto de las olas ahogadas,
por el mecer de mis lágrimas en tu canción.
Y a veces río entre las acacias,
que forman la vereda de aquella plaza,
mi paz entre tus brazos ya derramada,
y río por sentir tu semblanza clara.
Bambaleos de corazón abierto,
en el interior de mi coraza,
suena el son de un tango cierto,
con pasos aprendidos en tus palabras.
Dáme los acordes de tu vals,
los cisnes blancos de tu lago,
que quiero nadar a ciegas
en el mar virgen de tu regazo.

¿Cuándo?


Me pierdo del mundo buscando el recuerdo que me quiera dejar entre mis manos tus caricias, esas que se fugan en mi piel, esas que hacen que florezcan nubes blancas en las líneas de mis palmas.
Susurro al viento entre el murmullo de los pájaros, conjugando esas notas para que te lleguen cuando te encuentres mirando el mar al altardecer.
Salta mi mirada al vacío, buscando imágenes que entre el espacio y el tiempo toman vida y recorren mi mente intentando calmar la espera, intentando cubrir el silencio, intentando arropar ese amor que se me escapa volando hacia tus pensamientos.
Vida, ¿por qué?...
Sueños, ¿por qué?...
Tiempo, ¿por qué?...

¿Cuándo?

Siempre