sábado, 7 de junio de 2014

Escribirte




Escribir, escribirte, dibujarte. Llenarte el pelo de todas las palabras detenidas, colgadas en el aire, en el tiempo, en aquella rama llena de flores amarillas del cortés cuya belleza me pone los pelos de punta cuando vengo bajando sola, por la carretera, pensando. Definir el misterio, el momento preciso del descubrimiento, el amor; esta sensación de aire comprimido dentro del cuerpo curvo, la explosiva felicidad que me saca las lágrimas y me colorea los ojos, la piel, los dientes, mientras voy volviéndome flor, enredadera, castillo, poema, entre tus manos que me acarician, y me van deshojando, sacándome las palabras, volteándome de adentro para afuera, chorreando mi pasado, mi infancia de recuerdos felices, de sueños, de mar reventando contra los años, cada vez más hermoso y más grande, más grande y más hermoso.

Cómo puedo agarrar la ilusión, empuñarla en la mano y soltártela en la cara como una paloma feliz que saliera a descubrir la tierra después del diluvio; descubrirte hasta en los reflejos más ignorados, irte absorbiendo lentamente, como un secante, perdiéndome, perdiéndonos los dos, en la mañana en la que hicimos el amor con todo el sueño, el olor, el sudor de la noche salada en nuestros cuerpos, untándonos el amor, chorreándolo en el piso en grandes olas inmensas, buceando en el amor, duchándonos con el amor que nos sobra.



Gioconda Belli



jueves, 5 de junio de 2014

Encuentro









Siempre llego a ti en tardes de marzo.

Por extraña fuerza de la nostalgia
penetro en el clamor de tu cauce
como sordo estallido de agua constelada.

Un brote de paz es tu andar por mis silencios.
Arropado de espuma, tendido en sombra,
con la fresca sensación del tiempo en la mirada.

La leve potencia de tu paso esparce colores
y me abismo desde la orilla que atardece.

Ah, luminoso río,
grandes amores no se ahogan en remansos.


César Bisso