martes, 27 de septiembre de 2011

Cuando despierten




Trata de guardarlas, poeta,
por más que sean pocas aquellas que se detienen.
Las visiones de tu amor.
Ponlas, medio ocultas, entre tus frases.
Trata de retenerlas, poeta,
cuando despierten en tu mente
en la noche o en el fulgor del mediodía.
Konstantino Kavafis


Caricia


Puse mi pluma entre los dedos
sin saber que pasaría
cayeron gotas de arena blanca
mientras
sus recuerdos sentía.

Entretanto llegó sigilosa
la niebla de una caricia
del mar,
de una estrella,
su perfume...
de sus manos sería.

Mi pluma se quedó
dormida.

Alma


Si pudieras verme ahora






Cuando un cristal o un plato se rompe genera sonido de algo rompiéndose. Cuando una ventana se hace añicos, la pata de una mesa se rompe, o se cae un cuadro de la pared hace ruido.

Pero cuando tu corazón se rompe, el silencio es total. Es algo tan importante que piensas que su ruptura hará tal ruido que se oirá en todo el mundo, o sonará como un gong o un timbre.

Pero simplemente hay silencio y entonces es cuando desearías que hubiese algún sonido que distrajese tu dolor. Si lo hay, es interno. Es un grito y nadie puede oírlo, solo tú. Es tan alto que tus oídos pitan y tu cabeza duele. Es tan salvaje, como una herida abierta expuesta a agua salada, pero cuando realmente se rompe, sólo se oye el silencio. Gritas en tu interior, pero nadie puede oírlo.

Si pudieras verme ahora .-Cecelia Ahern.


lunes, 26 de septiembre de 2011

Carta a un naúfrago




Con el consentimiento de la nieve
caminaré despacio.

Alguien habrá que espere junto al fuego
y yo, que estaré ciega por el frío,
haré paradas breves,
sacudiré el paraguas y empezaré de nuevo.
El único secreto es no sentirse
inmensamente lleno de verdades.
No aceptar nunca las invitaciones
que la neblina
sugiere al anidar con sus disfraces
de paisaje feliz, de grandes sueños.

Alguien habrá que diga, se ha perdido,
alguien saldrá a buscarme,
y llevará el calor de una botella
donde podré mandarte este mensaje.
De "Los días gemelos" 1997.-Ana Merino

Dejadme dar la vuelta


Ya tuve esta neblina que pesa como un monte,
ya tuve este delirio,
ya tuve este fantasma y lo creí persona,
ya tuve casi el sueño,
y agonicé de pronto sin cerrar la ventana
y me quedé dormida con los ojos abiertos.

Bien sabéis que respiro apenas por milagro,
que estoy de adiós radiante,
de hasta pronto
y no vuelvo.


Carilda Oliver Labra


Dejadme pues alzar este rato de música,
este paisaje breve donde hago maromas,
esta ilusión que tiene un misterio imponente.

Dejadme dar la vuelta de la flor contra el viento
o ser sencillamente una mujer cualquiera
a quien salvó el demonio.



Cuando sea feliz



"La experiencia del sufrimiento es un hecho fehaciente que la vida revela, incluso a los más afortunados. Muchos de nosotros intentamos agazaparnos, escondernos detrás de nuestras posesiones con el fin de comprar un seguro que nos liberará del dolor. ¿Es esto posible? Cuando alguien sufre tiende a exclamar: «¡Por qué tuvo que ocurrirme esto!», recelando del sinsentido del mal y consternado por su (mala) suerte. El caso es que nadie se pregunta: «¿Por qué tuvo que pasarme esto a mí?», cuando gana un premio con la lotería.
De algún modo, sentimos que el bienestar nos corresponde.
El sufrimiento se agudiza además por la resistencia y miedo que tenemos al dolor. Lo pasamos peor por la congoja que nos embarga, por la autocompasión de vernos afectados ante una situación difícil, por la injusticia de la que nos sentimos objeto. El dolor abarca, por supuesto, el físico, pero también el moral: el padecimiento debido a la impotencia y a la frustración. Para Buda el sufrimiento consistía en «nacer, envejecer, enfermar, estar atado a lo que uno detesta, apartarse de lo que uno ama, no poder gozar de lo que uno desea». Si bien no es posible evitar el dolor en ciertos momentos, el sufrimiento sí...

...No forma parte de los parámetros habituales por los que nos regimos, no lo toleramos; lo rechazamos, le damos la espalda, no podemos soportar que nos hieran las espinas de la vida. En ocasiones vivimos acelerados, rodeados de objetos, distraídos con actividades de diversa índole, despistados con el ruido exterior para no asumir ese dolor como parte inexorable de nuestras vidas. Sin embargo, negarlo no es superarlo, y ello constituye una de las mayores causas de los problemas mentales. Los traumas aparecen como consecuencia de ese rechazo, acarreando ansiedad, angustias e incluso depresiones. La solución no radica en la huida —aunque ésta sea hacia delante—, porque soslayar el sufrimiento y tratar de olvidarlo sólo aporta un breve reposo, pues siempre está ahí a un nivel profundo y latente. La clave es la trascendencia del mismo mediante la toma de conciencia."

Cuando sea feliz.-Mónica L. Esgueva

Contra el viento


"Siempre he envidiado a quienes sienten que tienen el control de sus vidas. A quienes pueden afirmar, llenos de satisfacción, que ellos mismos han ido construyendo su existencia, paso a paso, colocando los aciertos junto a los errores, depositándolos muy unidos, las buenas experiencias al lado de las malas, la felicidad sobre el dolor, como si levantasen una sólida fortaleza allá en lo alto de las rocas, inexpugnable y firme. Una existencia dominada por los propios designios y una férrea voluntad, fluyendo por las venas como sangre.
Y, dentro de las tripas, la entereza.
Para mí en cambio la vida es algo exterior.
Algo semejante a una neblina que fluye a mi alrededor, marcando su propio ritmo, obligándome a comportarme de una manera determinada, sin que yo pueda apenas tomar ninguna decisión. No doy pasos conscientes, regidos por la razón y un luminoso objetivo a lo lejos, parpadeando en el futuro como un faro hacia el que dirigirme. No sigo ningún camino, ningún arroyo, ni siquiera una senda escarpada y dura, a través de peñascos agudos como puñales. Simplemente floto ahí dentro, y agito los brazos cuanto puedo para no ahogarme. No hay nada más. Sí, a veces, por un momento, hay un cielo azul, y árboles verdes, y deliciosas mariposas de colores que juguetean entre las flores. Y en la noche, una multitud de estrellas que se despliegan para mí, como millones de ofrendas de benevolencia.
Pero sé que el espejismo durará un instante.
Respiro hondo. Respiro. Respiro. Y esa bruma fría y perfecta me envuelve de nuevo a su antojo.
Siempre he sido una cobarde. Miedosa, asustada, cobarde. Siempre. Desde pequeña..."


Angeles Caso

Cuando quise leer la caligrafía de las brasas





Cuando quise leer la caligrafía de las brasas,
las palabras sin certezas hacían un ruido de celofán
entre los dedos, ya entonces alguna brecha abierta,
arrugas que no supe interpretar. Las manos de un
alfarero loco modelaban mi sombra y el orfebre puso
a secar mi corazón encima de la empalizada.
Amalia Iglesias

domingo, 25 de septiembre de 2011

En los parques




En otoño era fácil darnos a la emoción
de deambular sin rumbo y disfrutar pisando
las hojas en los parques.
Fue antes de que supiéramos que sólo caen las hojas
secas, envejecidas, amarillas y muertas,
como marchitas páginas
.

Si fuésemos capaces aquí, en este momento,
de sujetar las riendas y frenar el galope,
sin querer llegar nunca,
acariciando el suelo, el aire acariciándonos,
sin saber hacia dónde, sin pensar en el cuándo,
sin final ni principio,

y en un girar continuo de palabras al viento,
cerrar todos los libros, quedarnos detenidos,
tender el alma al sol
tenue de los recuerdos que alguna vez quemaron
los labios y los ojos, y que ya sólo son
desorden de papeles.
Irene Sánchez Carrón


Pobre amor




¡Pobre amor! No lo despiertes,
que se ha quedado dormido.
Hay en sus labios inertes
la tristeza del olvido.
¡Pobre amor! No lo despiertes,
Dios sabe cuánto ha sufrido.
¡Pobre amor! No lo despiertes,
que se ha quedado dormido.

ALBERTO URETA ( Perú, 1887 - 1966 )

jueves, 22 de septiembre de 2011

Mascarones de proa




Me hundo y luego vuelvo a renacer de nuevo.
No pueden las tormentas con mi rostro y su pena.
Derivo mar adentro.
Me tragan los abismos
y resurjo de nuevo sobre el mar y las olas.
Yo soy insumergible.
Como esos mascarones de los barcos antiguos
que navegan soberbios del tajamar en lo más alto.

Elsa López




miércoles, 21 de septiembre de 2011

Notas para un blues





Dolor por estar contigo en cada cosa. Por no dejar de estar contigo en cada cosa.
Por estar irremediablemente contigo en mí.
Recordar que mis monedas no me permiten adquirir. Que
mi deseo no es tan poderoso como para taladrar blindajes,
ni mi atrevimiento tan hábil como para no hacer saltar la
alarma. Recordar que sólo debe mirar los escaparates.
Miedo por no llegar a ser, por ni siquiera conseguir estar.

Fa
cilmente lo hacen: clavan sus espinas invisibles, abren la
puerta del temor, hacen que renieguen de mí misma cuando
menos se espera. Y ni siquiera saber cuántos han sacado copia
de mis llaves.

Sol
o he logrado el punzón de la pica, la lágrima del diamante
o los caprichos del trébol. Quizá no existan los corazones.
Quizá es que sea imposible elegir.

La
bios sellados, custodios del mejor guardado secreto, del recinto en donde las palabras reanudan
sus batallas silenciosas, sus pacientes y refinados ejercicios de rencor.
Sicrees que es paciencia, resignación, inmunidad o anestesia te
equivocas. Es que he procurado cortar todas las margaritas
para no tener que interrogarlas.




Ana Rossetti

miércoles, 14 de septiembre de 2011

De "La alcoba del agua"





I -Del tacto
Acércate despacio a mis dominios;
que tus dedos tanteen el espacio
ciegamente, la oscuridad que envuelve
mi cuerpo; que construyan un camino
y lleguen hasta mí a través del velo
espeso y taciturno de las sombras.
Sálvame con la luz que hay en tus dedos
si me tocan, conjura la desidia,
enciéndeme o abrásame en el tacto
esplendoroso y claro de tus manos.
Como las mariposas de la noche,
hacia la llama iré que tú convocas,
que prefiero quemarme a estar a oscuras.


II -Del olfato
La vainilla; el espliego; el verdín; la canela.
A veces un aroma delgado como de agua,
como de nube o lluvia; a veces un violento
perfume que recuerda la piel de una gacela,
el sudor y la sangre de un animal en celo.
Pero siempre, al final, la vainilla, el espliego...


III -De la vista
Para tus ojos.
Para tus ojos fieramente abiertos.
Para tus ojos fijos.
Para tus ojos con caudal de fiebre.
Para tus ojos grandes.
Una orquídea de carne voluptuosa
para tus ojos ávidos
con vocación de abejas.


IV -Del gusto
Hay sal sobre los labios. En la lengua,
un resto de naufragios y sirenas,
tal vez algas, y el gusto de los fondos
espumosos y verdes del océano.
El sexo siempre sabe a mar de invierno,
a galernas en medio de la noche.


V -Del oído
Se levanta tu voz, se enrosca y se estremece,
serpiente y remolino, se enzarza en mis cabellos,
sube aún, se engrandece, se enajena en rugido
y pierde la noción del trino o la palabra.
Eres otro en tu voz. No conozco a ese hombre
que grita en el placer, delicioso extranjero
que habla lenguas angélicas en una cama impura.

De "Alcoba del agua" 2002.-Josefa Parra

Canción de amor





¿Cómo sujetar mi alma para
que no roce la tuya?
¿Cómo debo elevarla
hasta las otras cosas, sobre ti?
Quisiera cobijarla bajo cualquier objeto perdido,
en un rincón extraño y mudo
donde tu estremecimiento no pudiese esparcirse.

Pero todo aquello que tocamos, tú y yo,
nos une, como un golpe de arco,
que una sola voz arranca de dos cuerdas.
¿En qué instrumento nos tensaron?
¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido?
¡Oh, dulce canto!


Rainer Maria Rilke

martes, 13 de septiembre de 2011

Amanece




Te digo adiós para volver
y recoger la piel de tus manos
que me cubran todas las horas
que me quedan para verte otra vez.
Vuelvo a sentir ese abrazo
con el terciopelo que has lanzado
desde tus pensamientos
dibujados en aviones de papel.
Te digo adiós para buscar mi cofre
donde guardo estas sensaciones,
tus cartas, tus poemas, esta noche
que empieza y acaba con tu nombre.

Buenos días amor mío
¿has mirado el cielo hoy?


Amanece...

Alma

lunes, 12 de septiembre de 2011

Oda de la inmortalidad

ç


"Aunque nada pueda hacer volver la hora
del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos, pues encontraremos
fuerza en el recuerdo,
en aquella primera simpatía
que habiendo sido una vez, habrá de ser por siempre,
en los consoladores pensamientos que brotaron
del humano sufrimiento
y en la fe que mira a través de la muerte,
Gracias al corazón humano, por el cual vivimos,
gracias a su ternuras, a sus alegrías, y a sus temores,
la flor más humilde, al florecer, puede inspirarme
ideas que, a menudo,
se muestran demasiado profundas para las lágrimas”

William Wordsworth

Te contaré una historia



Te contaré la historia del bergantín sombrío
que echó un día las anclas en la quietud de un puerto,
para ser en la turbia resaca del hastío,
el ataúd flotante de su pasado muerto.
Allí evocaba el luto de la insignia pirata
y las tripulaciones con su bárbaro coro,
en las fosforescencias de las noches de plata
y en el deslumbramiento de las tardes de oro.

Allí, en largos letargos bajo las nubes lentas,
entre un enloquecido revuelo de gaviotas,
adoraban el soplo brutal de las tormentas,
en sus podridos pliegues, las pobres velas rotas.

Abajo, en la sentina, mortecinos fanales,
moscas y telarañas y barriles flotando,
arriba en la cubierta, náufragos espectrales
agitando los puños hacia el puente de mando.

Ah, las islas del trópico, los dulces archipiélagos
para siempre en los mapas de la mala fortuna,
y un buque torvamente rondando los murciélagos
mientras las mariposas vuelan hacia la luna.

Viejo barco que supo que el confín no es redondo
en las noches siniestras y en las albas felices,
con las anclas hundidas más y más en el fondo
como si de las anclas le nacieran raíces.

Mástiles carcomidos donde las golondrinas
reposan el otoño, como un último ultraje;
timón con verdes costras de lepras submarinas
y brújula sin norte para morir un viaje.

Vientos del sur, o lluvias o locas primaveras,
que poco importa todo para los barcos viejos;
pero un escalofrío crujía en sus maderas
al zarpar otras naves y al perderse a lo lejos.

Allí, escuchando el himno de las resacas gordas,
vaivén de espumas negras que nunca finaliza,
se hubiera dicho un barco cargado hasta las bordas
con un gran contrabando funeral de ceniza.

Y allí estaba, en el puerto, con su largo letargo,
de proa hacia el olvido, muriendo hacia el poniente.
Y, sin embargo un día...Ah, un día, sin embargo,
Soplo un viento de rosas, maravillosamente.

Era el sagrado soplo del amor que transfigura
los seres y las cosas en el tiempo sin fín
y le dió un casco nuevo con nueva arboladura
y nueve velas blancas al viejo bergantín.

Y así fue que en la gloria de una alegre mañana,
con la proa hacia el sueño y el timón al azar,
esta vez bajo el mando de gentíl capitana,
el bergantín sombrío se echó de nuevo al mar.

Y así acaba este cuento que es mas tuyo que mío,
tu, que escuchas mi cuento convertido en canción;
tu, gentil capitana del bergantín sombrío,
del bergantín sombrío que era mi corazón.


José Ángel Buesa




La llama


Leer es una llama.
El libro que estoy leyendo me aguarda ahí, en la mesa, apagado. Al leerlo lo enciendo.
Si yo no lo encendiera, él no brillaría. Los libros no son películas: no arden en salas vacías, sin ojos espectadores. Los libros no son músicas: no suenan por error o por descuido, no se escuchan en radios que nadie oye, no hacen ruido de fondo. No son esculturas ni pinturas, tan quietas y abandonadas, tan ellas mismas pese a todo.
Los libros son luces apagadas. Mi libro me necesita para encenderse. Ahí está, cerrado y en apariencia inofensivo. Sólo en apariencia: deja que alguien lo lea y el libro arda, y verás cómo quema y cuánto alumbra. Y cuando así sucede, ni el agua ni el fuego logra extinguirlos: lo saben todos los tiranos. Apagar un libro consiste en no leerlo. Haz este experimento: déjalo a merced del viento, que el aire hojee sus páginas. ¿Qué sucede? Nada. No se enciende. No pide ser abierto sino leído.
Sólo nosotros podemos encenderlos. La llama que enciende todos los libros está en nuestros ojos. Vamos por ahí, tan tranquilos, nos despertamos y volvemos a acostarnos, contemplamos la tele o un rostro querido, un espejo o unas nubes, lo vemos todo sin encender nada, sólo los libros arden con la mirada. No sabemos cuántos libros encendemos al cabo del tiempo, cuántas páginas han ardido bajo nuestros ojos. Si te pones a pensar, no hay nada más extraño que leer. Vas leyendo y vas alumbrándote. Te gusta lo que lees, y te incendias.

Artículo de José Carlos Somoza

domingo, 11 de septiembre de 2011

Acuarelas



Estoy intentando no pensar en ti
buscando intervalos en mi soledad
que pueda caminar sin tus manos
ni taraterar viéndote pasar
en cada recuerdo de mis ocasos.
Quiero abrir mi caja de acuarelas
saber que puedo pintar una caricia
en el lienzo de esa nube que tilila
queriendo romper en aguas cristalinas,
como las lágrimas que se acongojan
en el cristalino de esta vida.
Estoy intentando colorear tus recuerdos
para poder ilustrar esas cuartillas
del relato que empieza y sigue
con esas miradas perdidas en el viento.
Intentando no llenar mis pensamientos
vuelvo una y otra vez a ti
vuelvo a soñar con el último beso,
a querer rozar el ápice de ese labio
que quedó templado y abierto...
allí a lo lejos.
Estoy intentando no pensar en ti,
y las rosas que me van llegando
van tiñendo mi piel y mi boca.


¿Por qué me llamas en silencio?



Alma



Una pizca de tu sombra


No dejes que quererme
ni cuanto estés triste
ni cuanto estés alegre,
ni cuando tu sombra
te adelante el paso,
no dejes de quereme.


Ya sé que la oscuridad
es cruel y dañina,
ya sé que el silencio
a veces es como una espina
que hace sangrar el sueño,
y torcer la margarita.


Torbellinos de recuerdos,
sensaciones doradas
con tus manos
esas que abrigan mi piel
cuando desnuda te grita,
te siente y te respira.


Abrázame y al limbo mira
que ni tus ojos precisas
para poder sentir
que la llama que me templa
es esa que brilla y se quedó
entre tu pupila y la mía.


Sigue buscando esta boca
que quedó sin aliento
en la última despedida,
ahora muere de sed
desde el último suspiro
que dejó en tu saliva.


No dejes de quererme
que el viento no me traería:
ni tus rosas, ni tus rimas
ni los sueños inacabados,
ni esa pizca de tu sombra
que ilumina mi vida.


Alma

sábado, 10 de septiembre de 2011

Te doy mis ojos

"Dice el pintor que podemos escuchar los cuadros, oírlos aquí dentro como cuando escuchamos música, porque..., los colores son como las notas y se repiten como en una melodía: tres amarillos, dos azules, otra vez amarillo, y un silencio, el blanco. El blanco... no suena..., no duele. Si podemos escucharlos también los sentiremos. El verde es el equilibrio, el azul profundidad, el violeta..., el violeta es el miedo."

De la película Te doy mis ojos

jueves, 8 de septiembre de 2011

A veces

"Hay veces que el silencio es la respuesta más inteligente."



Memorias de una geisha

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Manual del marinero


Manual del marinero
Llevados varios días de navegación
y por no tener nada que hacer
estando la mar en calma
los recuerdos vigilantes
por no poder dormir,
por llevarte en la memoria
por no poder olvidar la forma de tus pies
el suave movimiento de ancas a estribor
tus sueños iodados
peces voladores
por no perderte en la casa del mar
me puse a hacer
un manual del marinero,
para que todos supieran cómo amarte, en caso de naufragio,
para que todos supieran cómo navegar
en caso de maniobras
y por si acaso
hacer señales
llamar con la o que es roja y amarilla
llamarte con la i
que tiene un círculo negro como un pozo
llamarte desde el rectángulo azul de la ese
suplicarte con el rombo de la efe
o los triángulos de la zeta,
tan ardientes como el follaje de tu pubis.
Llamarte con la i
hacer señales
alzar la mano izquierda con la bandera de la ele,
subir ambos brazos para dibujar
-en el relente nocturno-
las dulzuras lúgubres de la u.

"Descripción de un naufragio" 1974
Cristina Peri Rossi

lunes, 5 de septiembre de 2011

La tarde


La tarde
Te contaré la tarde, amigo mío.
La tarde de campanas y violetas
que suben lentamente a su pequeño
firmamento de aroma.
La tarde en que no estás.
El tiempo, detenido, se desborda
como un dorado río.
Y deja ver en su lejano fondo
no sé que cosas olvidadas.
El día vuelve aun en una ráfaga
de sol,
y fija mariposas de oro
en el cristal de aire...
Hay una flauta en el silencio, una
melancólica boca enamorada,
y en la torre teñida de crepúsculo
repiten su blancura las palomas.
La tarde en que no estás... la tarde
en que te quiero.
Alguien que no conozco,
abre secretamente los jazmines
y cierra una a una las palabras.

Meira Delmar

Nora Jones.-Painter song



Became Jane

Benedetti.-Espero



Espero

Te espero cuando la noche se haga día,
suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas, lo sé,
sé que no vendrás.
Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
Sé que ya no estás.
Creo saber todo de ti.
Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
Pues sé que no vendrás.
Te espero cuando miremos al cielo de noche:
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida,
Quizás por el resto de nuestras vidas.
Es triste hablar así.
Cuando el día se me hace de noche,
Y la Luna oculta ese sol tan radiante.
Me siento sólo, lo sé,
nunca supe de nada tanto en mi vida,
solo sé que me encuentro muy sólo,
y que no estoy allí.
Mis disculpas por sentir así,
nunca mi intención ha sido ofenderte.
Nunca soñé con quererte,
ni con sentirme así.
Mi aire se acaba como agua en el desierto.
Mi vida se acorta pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir eres tu,
y no estoy allí.
¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás,
¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?
Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí.
Porque todas las noches me torturo pensando en ti.
¿Por qué no solo me olvido de ti?
¿Por qué no vivo solo así?
¿Por qué no solo...
Mario Benedetti

domingo, 4 de septiembre de 2011

Amy Winehouse.-I know I´m no good (live)



Impresionante...


Lo que le falta al tiempo.-Ángeles Becerra

“…Los humanos nos complicamos la vida para encontrarle sentido a estar aquí. Los que escriben, plasman en sus escritos su yo más oscuro, buscando que la palabra los redima. Los que pintan buscan expresar con colores y formas sus pensamientos y sentimientos más ocultos, lo que no se atreven a decir. Los que guardan secretos, en el fondo quieren ser descubiertos. Los que enseñan, en verdad buscan aprender. Los que odian, sencillamente necesitan amor. Los que no hablan, buscan ser escuchados. Los que gritan, buscan desesperadamente encontrar su silencio. Somos muy complejos…”

Ángeles Becerra

Elegy




Una película llena de sensaciones....

Alma desnuda


Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.
Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.
Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.
Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.
Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.
Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.
Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.
Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.
Alma que ha de morir de una fragancia
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.
Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega.
Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.
Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.

Alfonsina Storni

Océano mar.-Alessandro Baricco

“El mar. El mar encanta, el mar mata, conmueve, asusta, también hace reir, a veces desaparece, de vez en cuando se disfraza de lago, o bien construye tempestades, devora naves, regala riquezas, no da respuestas, es sabio, es dulce, es potente, es imprevisible. Pero, sobre todo, el mar llama. Lo descubrirás, Elisewin. Es lo único que hace, en el fondo: llamar. No se detiene nunca, te entra dentro, se te echa encima, es a ti a quien quiere. Puedes disimular, no te sirve de nada. Seguirá llamándote. El mar que estás viendo y todos los que no verás, pero que estarán siempre al acecho, pacientes, un paso más allá de tu vida. Los oirás llamar infatigablemente. Sucede en este purgatorio de arena. Sucederá en cualquier paraíso, y en cualquier infierno. Sin explicar nada, sin decirte donde, habrá siempre un mar que te llamará.”


Alessandro Baricco

Tiempo


" EL beso que no te di
se me ha vuelto estrella dentro.
¡Quién lo pudiera tornar
-y en tu boca...-otra vez beso!

Quién pudiera como el río
ser fugitivo y eterno:
Partir, llegar, pasar siempre
y ser siempre el río fresco...

Es tarde para la rosa.
Es pronto para el invierno.
Mi hora no está en el reloj...
¡Me quedé fuera del tiempo!...

Tarde, pronto, ayer perdido...
mañana inlogrado, incierto
hoy... ¡Medidas que no pueden
fijar, sujetar un beso!...

Un kilómetro de luz,
un gramo de pensamiento...
(De noche el reloj que late
es el corazón del tiempo...)

Voy a medirme el amor
con una cinta de acero:
Una punta en la montaña.
La otra..., ¡clávala en el viento!
"


Dulce María Loynaz

sábado, 3 de septiembre de 2011

Que el soneto nos tome por sorpresa.-Jorge Drexler

Ser....


Vuelvo a mis pergaminos intentando regresar de esos saltos que la época estival te asaltan. Título ser... por no encasillar eso de ser mujer a lo que aquí quiero contar.
Recuerdo una canción de Alejandro que decía algo así como: "... cuando nadie me ve, quiero ser o no ser", creo que mejor la pongo entera porque es más o menos una copia de mi alma en estos momentos:


A veces me elevo, doy mil volteretas
A veces me encierro tras puertas abiertas
A veces te cuento por qué este silencio
Y es que a veces soy tuyo y a veces del viento
A veces de un hilo y a veces de un ciento
Y hay veces, mi vida, te juro que pienso:
¿Por qué es tan difícil sentir como siento?
Sentir ¡Como siento! Que sea difícil
A veces te miro y a veces te dejas
Me prestas tus alas, revisas tus huellas
A veces por todo aunque nunca me falles
A veces soy tuyo y a veces de nadie
A veces te juro de veras que siento,
no darte la vida entera, darte tan solo esos momentos
¿Por qué es tan difícil? Vivir sólo es eso
Vivir sólo es eso ¿Por qué es tan difícil?
Cuando nadie me ve
Puedo ser o no ser cuando nadie me ve
Pongo el mundo del revés
Cuando nadie me ve no me limita la piel
Cuando nadie me ve
Puedo ser o no ser
Cuando nadie me ve

A veces me elevo, doy mil volteretas
A veces me encierro tras puertas abiertas
A veces te cuento por qué este silencio
Y es que a veces soy tuyo y a veces del viento
Te escribo desde los centros de mi propia existencia
Donde nacen las ansias la infinita esencia
Hay cosas muy tuyas que yo no comprendo
Y hay cosas tan mías pero es que yo no las veo
Supongo que pienso que yo no las tengo
No entiendo mi vida, se encienden los versos
Que a iscuras te puedo, lo siento no acierto
No enciendas las luces que tengo desnudos,
el alma y el cuerpo
Cuando nadie me ve
Puedo ser o no ser
Cuando nadie me ve
Me parezco a tu piel
Cuando nadie me ve
Yo pienso en ella también
Cuando nadie me ve, puedo ser o no ser
Cuando nadie me ve, puedo ser o no ser
Cuando nadie me ve, no me limita la piel
Cuando nadie me ve puedo ser o no ser
Cuando nadie me ve, no me limita la piel
Puedo ser, puedo ser o no ser
Cuando nadie me ve
A veces me elevo
Doy mil volteretas
Te encierro en mis ojos
Tras puertas abiertas
A veces te cuento por qué este silencio
Y es que a veces soy tuto y a veces del viento
A veces del viento
Y a veces del tiempo.-


Es maravillosa esta letra, que me diga alguien que no ha sentido eso más o menos en sus "carnes"(como se dice en mi tierra) y no lo ha podido expresar, es tan profundo poder decir "cuando nadie me ve, puedo ser o no ser", es algo como puedo estar o no, puedo gritar o no, puedo luchar o no, pero no puedes decir puedo sentir o no, porque sientes de alguna manera, aunque estés derrotada, aunque estés muerta, puedes estar repasando ese ¿por qué?, ese ¿ahora ésto?, o ese "tiene narices".

Con unas palabras, que reflexionando son un tanto descosidos de sombra de Peter Pan, voy intentando tejer un nuevo espacio aquí, donde mis sueños sí que tienen sentido....