viernes, 11 de octubre de 2013

Encadenados




"Un beso sólo podía durar tres segundos. Nos besamos y hablamos, nos separamos y volvimos a besarnos. El teléfono medió entre nosotros y nos trasladamos al otro lado del aparato. Fue un beso que empezaba y concluía; los censores no tuvieron motivo para suprimir la escena, porque nunca nos besamos más de tres segundos. Hacíamos otras cosas: nos mordisqueábamos las orejas y nos besábamos la mejilla, por lo cual pareció interminable y se convirtió en la sensación de Hollywood"




                                                                                                    Memorias de Ingrid Bergman




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