viernes, 18 de octubre de 2013

El tiempo entre costuras






“Cada ola trajo consigo un recuerdo, una estampa del pasado: memorias de la joven que un día fui, de mis logros y temores, de los amigos que dejé atrás en algún lugar del tiempo; escenas de otras tierras, de otras voces. Y sobre todo, el mar me trajo aquella mañana sensaciones olvidadas entre los pliegues de la memoria: la caricia de una mano querida, la firmeza de un brazo amigo, la alegría de lo compartido y el anhelo de lo deseado.”



                                                                         El tiempo entre costuras.-María Dueñas



Hablar de esta novela de María Dueñas a estas alturas es llegar tarde, así que se me ocurre, si se me permite, tomar prestado el título para unos cuantas sensaciones que andan bailando entre mi mente y el tintero que ya envejece.

Cuando tenía unos diez años, mi madre me llevó a casa de una costurera y me dijo: aquí aprenderás a "cortar y coser", eso me sonó como que a un niño lo llevan a un campo de fútbol y le dicen: aquí se aprende a jugar a fútbol. Así era y así fue...aunque yo prefería estar en la calle jugando al balón, escondite, la lata, etc... Ahora no es que sea una diestra en costura, pero me ha servido más o menos para aclarar algunos esquemas de mi vida. 

Esta señora, no cortaba por patrones, utilizaba las medidas tradicionales: cintura, talle, largo falda, cadera, hueco de manga, sisa...y doblando la tela, unos trucos, una buena regla de madera, alfileres y un jaboncillo, componía en una mesa enorme una pieza que cortar. 

Claro tú novata decías: -¿pero de aquí sale una falda? y la pinza porque está aquí y no allí. 

Te hacía repetir, borrar, hasta estudiar esos truquillos para que aprendieras sí o sí. Cuando pasabas al hilvanado, no quiero ni contaros, los que entienden un poco de costura, es un pasado de hilo muy blando que se hace para señalar por donde coser después, una guía que no tenía que ser perfecta, pero en este caso sí lo era, hasta hilvanar tenía que ser con la misma puntada, en la misma postura con la prenda entre tus rodillas, para mí era un sacrificio y un desgaste intenso. Estuve como tres años entre costuras. Gracias a mi padre pasé de las telas a la máquina de escribir y eso me ilusionaba muchísimo más. 

Pues ahora cuando echas un ojo atrás y lees este libro me vienen olores del jaboncillo, de las bovinas de hilo, del aceite de la máquina de coser y hasta el de las pelusas que quedaban debajo cuando cambiabas esa aguja. 

Estoy diseñando una ropa de camilla con todas esas sensaciones de mis años pasados y los que han de venir. Desde que corté mi primera pieza he ido hilvanando, preparando  patrones sin saber lo que suponía era una vida, descosiendo prendas y prendas y volviéndolas a arreglar, cortando por allí, añadiendo por allá, tiñendo de colores las que se me quedaban mustias de tanto lavado, guardando las que no me quedaban bien ni aunque quisiera, siguiendo una moda actual, siempre con mi propio estilo y como todos tengo un taller lleno de perchas con prendas de todas esas clases. 

Y en ese vestidor ilusorio tengo un rincón que llamo de magia, ese donde andan los tules, los brillos, el terciopelo, el satén...esas prendas tan tan delicadas que necesitan una funda para conservarlas y que nada ni nadie las estropee, ni siquiera la persona que me ayudó a diseñar, cortar, coser y a lucirlas.  

Tengo un armario que abro diariamente donde guardo las prendas de algodón, no menos preciadas que las anteriores.

Al lado tengo uno donde ahora colecciono impermeables y paraguas, ya sabéis para la lluvia y las tormentas.

Tengo hasta un baúl de disfraces para los roles que una mujer tiene, y digo "tiene" porque eso viene desde que le nace el primer mechón de su cabello.

Me gusta ser mujer, me gusta mi taller de costura, me gusta esta novela de superación de una mujer que hace maravillas para resurgir del barro que muchas de nosotras conocemos y me maravilla como consigue María Dueñas con su máquina de escribir un "entre mar y tierra" con la Historia y un argumento tan cálido de amor, desamor, amistad, llantos y risas.



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