miércoles, 30 de diciembre de 2009

Siempre...

Déjame estar entre los algodones de tu viento,
dejar un suspiro que cubra el atardecer del océano,
permíteme posar en el agua el cristal de mis lágrimas
y congelarlas en un espejo transparente,
disfrutando de las profundidades de nuestro mar.

Estaré en tus olas, revueltas, serenas,
cantaré con mis silencios en tus sueños,
escribiré en un pergamino blanco lo que siento,
sin tinta, sin lapicero, será el roce de un beso
Eterno…

Mas acéptame como soy, una pequeña barca barca
que navega a toda vela, abriendo sus alas,
y en días de tormenta, mis velas apagadas,
lloran formando una espesa niebla gris.

Te extraño…
Mis pulmones se esfuerzan por respirar
el aire que me falta cuando no estás,
por el hecho de estar sin ti,
tengo sólo un cuerpo sonámbulo,
el resto vive a tu lado navegando.

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