lunes, 7 de abril de 2014

Efectos de la soledad




Hay soledades que enriquecen y soledades que envenenan y nos empequeñecen. Nos decimos que todo está bien y que no necesitamos a nadie. Especialmente ningún hombre, especialmente los hombres, de acuerdo a la expresión “Solos somos fuertes”.
El camino fuera de esta vergonzosa soledad suele llevar a través de un doloroso reconocimiento de que nada tiene que ver con la autosuficiencia, se trata de otra palabra para una nostalgia sin respuesta. La soledad también puede deberse a que nadie ha encendido tu fuego. Puede volverse más dolorosa a veces y durar un tiempo mayor como si no tuviera fondo. 
La experiencia de la soledad no depende necesariamente de circunstancias
externas. Hay extraños sonidos cuya distancia ayuda a aclarar la diferencia entre la ya experimentada soledad y la que nos espera. Las oscuridades de una noche contienen diez mil diferentes llamaradas que se destacan y horadan sin que nadie las pueda ver. Un hombre puede decir lo suyo junto a mí hasta que me duerma pues sólo entonces puedo dormir, lo que significa que no él no quiere ser solo y que al mismo tiempo no se siente solo cuando lo pide. Lo cual me hace pensar en familias y otras situaciones donde la soledad es tanto demandada como prohibida. 
La pregunta que erróneamente se plantea, o la carencia de ésta da origen a una nueva soledad. A una solitaria furia. Esto también puede tener su origen en que nadie ha encendido tu fuego.


Jenny Tunedal




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