domingo, 22 de septiembre de 2013

El mensaje perdido










Se lo ha llevado el viento, esa mano de olvido, 
el pequeño mensaje que quedara en la puerta; 
se fue sobrevolando, como ebrio o perdido, 
la rumorosa calle, en la tarde desierta.

Allá irá, todo alma de amor estremecido, 
náufrago diminuto con dirección incierta, 
agonizante espíritu, el que pudo haber sido 
alegría del ser que lo aguardaba alerta.

Diría: «¡Te recuerdo!» o, tal vez, «¡Hasta nunca!» 
«Te llevo por los días guardada en mi memoria». 
O quizá: «Amor mío, me voy con el crepúsculo...»

Mas nada ha de saberse pues así queda trunca 
toda posible hipótesis sobre la dulce historia, 
que el papel se perdió, tan grande y tan minúsculo.





Marilina Rébola






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