Hoy voy vagando en el dintel de la soledad,
buscando semillas de amapolas en mi faz,
hoy no tararean las hadas en el altar,
sombría anda mi fuente... mirando el mar.
Gruñen los duendes desde la orilla del ánimo,
indecisas las manos de mi alma sobre la penumbra
navegan a tientas intentando definir su cuadro,
combinando polvo, aceite, brisa y tierra.
Agua de olas tibias de mis enmiendas,
rompe el ritmo del paisaje que me hiere,
desborda el cuenco quieto de mi acuarela,
pinta una risa en el mar de mi tristeza.
Tristeza y nostalgia, dos grandes tinteros donde el poeta encuentra sus mejores versos. Pero los colores se pueden obtener en forma pura o por mezcla de otros. Úsalas con tiento y mesura porque ambas enfrian el alma.
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