domingo, 4 de octubre de 2009
Existen los momentos de paz, esos en los que puedes respirar en el silencio, oír esos crujidos de las puertas, encender un cigarrillo y sentir como se va convirtiendo en ceniza sin probarlo siquiera, escuchar el agua como va derramándose poco a poco en ese acuario que un día pusiste para relajarte, ese momento es éste mismo en el que voy deslizando mis dedos suavemente para dejar mis rastros en soledad. He estado buscando alguna canción que acompañara a mis letras y la dejo por si quien quisiera oírla o mejor sentirla como yo en estos instantes, blues, son tristes ¿verdad?, son profundos, son bellos, en definitiva una buena compañía para un corazón apagado.
También he estado buscando pedazos de películas que algún día cuando las ví me hicieron sentir, y así llevo un par de horas navegando entre escenas para quemar los minutos y encender las horas de esta noche que se presenta larga. Encontré un video de la última película que me ha hecho llorar, y no fue la primera vez que lloré al verla, es una historia maravillosa, un vuelco a lo que estamos acostumbrados a ver, una nueva perspectiva del cuidado, del estar pendiente, del amor, de la necesidad, del cariño y el respeto, y resulta que cada vez que la veo, encuentro nuevos matices que me hacen sentir aún más, la última vez me fijé sobre todo en las miradas, en las manos, las posturas, las sonrisas y las lágrimas...hay que vivirla porque merece la pena.
La música para mi alma es como una necesidad, un alimento que hace que se regenere, que salte, que muera con una canción, hace un tiempo una persona muy querida me regaló una canción de alguien desconocido para mí, fue una grata sorpresa y un gran regalo conocer esta maravilla de oleaje de notas acariciadas en un piano, y hoy buscando material para este mar, encontré esa misma canción en un video de una película que tendré que ver por las imágenes que trasluce, algo dentro de mí me dice que me gustará...no sé si tanto como esta canción.
Hablando de oleajes, tuve la suerte de topar con unas imágenes de un films, de uno de mis actores favoritos, es intenso en sus gestos, en su mirada, en esa empatía con el personaje, no con éste sino con todos los que interpreta, aquí trabaja mucho con la sensibilidad del acercamiento, del amor, del deseo, el sueño, la realidad, se trasluce una vida entera en sólo algunas escenas, y su mirada es capaz de narrarte tantas y tantas cosas que...la música maravillosa.
He de comentar que encontré todos estos videos en weimariano, que hace unos montajes de películas y música fascinantes, gracias.
A veces, ando estupenda como hoy, definir este estado es algo complicado, pero a ese término no le doy el sentido ni el significado que realmente tiene, que más da, ¿es que siempre hay que regirse por unas normas?, pues estupenda para mí es... ¿qué más da? si tampoco creo que interese.
Existen voces que sanan e hipotensan, y ella lo hace con su timbre, tono, la melodía, en fin, tampoco entiendo mucho de eso, pero sí lo siento y disfruto con escucharla, porque merece la pena, porque este es el momento y no hay otro mejor. El video pues debe ser de una película con un amor de esos que van al límite, en los extremos, en el filo de las coronarias...
Sigo aquí, vuelvo a escuchar a Celine Dion, es celestial, mi noche y yo estamos realmente unidas y felices de poder hablar entre la música y las imágenes que levantan ese tul que me separa de los días que pasan átonos, de esos recuerdos que me tatuan las cicatrices. Esta noche es mejor soñar, crear, volar, escribir...de este modo me siento menos estupenda, ¿cómo? ¿así es? así será.
Orgullo y prejuicio, buen título para una historia de amor, y es que ¿es verdad que existe el orgullo y los prejuicios en el amor?, puede ser, puede que te inunde tanto que saques a flote esas armas que te hagan ser fuerte ante una fuerza tan inmensa que te recorre a veces suavemente por completo y otras te atraviesa como un rayo, y te deja derrotada. ¿Siente lo mismo un hombre enamorado que una mujer en el mismo limbo?, y yo qué sé, tampoco me considero la reina de las empatías, con ser cenicienta en mi mundo tengo tanto que dar, tanto que soñar, tanto que gritar, llorar, luchar, sentir, amar, divagar, preguntar, responder...
Cuánto me gustan estas películas de época, esos trajes, el protocolo, los muebles, los jardines, esos palacetes, los peinados, hasta los paraguas y las enaguas para que rime...esas cartas escritas a mano con el sello rojo y el perfume. Cenicienta, estupenda y una eterna romántica, embobada con escenas de amor y música pava, en fin, que le vamos a hacer.
Seguiremos mi noche y yo a ver como conseguimos seguir pintando un sueño en estos, nuestros momentos.
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Orgullo y Prejuicio es una de mis peliculas favoritas, a veces me pregunto porque la veo tantas veces pero pienso que quizás es debido a que me permite dejarme llevar, soñar libremente y escapar de la actualidad aunque sea por un momento. Saludos.
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