viernes, 9 de octubre de 2009

Cuántas veces se ha utilizado el tiempo de una cerilla encendida para muchas cosas, y es que el tiempo no sólo se mide con el reloj, eso sería lo matemático en nuestro mundo y lo que las normas nos exigen, unas horas, unos minutos...exactos. Mi tiempo a veces tiene otra vuelta de hoja, sobre todo cuando estoy contigo. Estar contigo, no es que estés a mi lado, sino es estar en todos los sentidos, es una conversación frente a frente, unas risas compartidas, un paseo, unas reflexiones, esas preguntas y respuestas para añadir al book de nuestro saber del otro. Estar contigo es crear un mundo nuevo lleno de ilusiones, hermanar situaciones, cohesionar sentimientos, saborear uno de tus besos, sólo uno, eso desliza los límites a mi tiempo para seguir amándote aún sin tu compañía. Estar conmigo...es sentirte en ese otro tiempo en tu ausencia, es pensarte cuando leo un artículo, ¿qué opinaría él de ésto?, es imaginarte en mi cocina trasteando para elaborar algo para los dos, te sueño en mi jardín, un espacio donde estás siempre, te recuerdo cuando entro en una tienda y encuentro algo que te llamaría la atención, cuando veo una película hablo contigo a solas y te llamo en silencio para que sepas que no me separé ni en la distancia.
El tiempo será rígido y austero, pero mi tiempo es propio. Tendré horas medidas y presas de una sociedad enmarcada y encajonada, pero ¿el restante?, intentaré por todos los medios quemarlo lentamente entre la poesía, el sueño, la música, el atardecer, la sonrisa, la filosofía, el pensamiento...no acabaría, y en todas, todas las cosas que mi tiempo me deja hacer estás tú, porque no habría cerillas en el mundo para medir las horas que estás en mí.

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