¡Quien tuviera una varita mágica!...se supone que una varita mágica es algo que hace cumplir tus deseos. Jajaja, de pequeña, tenía una e intentaba con todas mis fuerzas cerrar los ojos y con un golpe mágico al viento cumplir los deseos de entonces, que recuerdo que eran: arreglar mi cuarto, hacer los deberes, rizar mi pelo, llenar mi caja de cromos, un elástico de los buenos...pero uno de mis grandes deseos era que mis padres fueran más felices, lo que puede pensar una enana, ¿verdad?. Pasó el tiempo y ya en la adolescencia, esa época mágica también, hacía más o menos lo mismo pero sin varita, recuerdo que me gustaba un niño con los ojos azules muy claros, que al final se fijó en mi hermana y no en mí, jo, qué pena tenía, y cuando los veía, cerraba los ojos y pensaba que todo iba a cambiar si me concentraba lo suficiente, que ilusa, la verdad es que gastaba bastantes fuerzas mentales, recuerdo que casi me mareaba y terminaba con el mismo cabreo y media tonta, entonces pensé que eso de los poderes mentales no funcionaba. Así ha pasado el tiempo y me casé con mi realidad, dejé de tontear con la varita, aún sabiendo que la fantasía y la magia andaban siempre cosidas a mí como la sombra de Peter Pan.
Ahora durante unos años, en mi madurez, es para mondarse si lo piensas, volví a rescatar esa magia de mis talones, volví a hablar con ella y cuidar esa sombra y resulta que me ha dado grandes momentos, me ha devuelto la ilusión por todo ese mundo en el que todo es posible si lo imaginas. Me encendí como Campanilla y me puse mis mejores galas para pasear por el país de nunca jamás, ese país donde habita el encanto, donde el amor recorre cada árbol, cada manto de hojas, cada ola del mar...pero como en todas las historias de fantasía, siempre hay un lado oscuro, de vez en cuando cuando mejor vuelo(porque ya he aprendido a volar), se me cae la varita y caigo empicado, doy golpes al instrumento pero nada de nada, pierde la luz por momentos, y me quedo en la oscuridad, es cuando vuelvo a buscar esa magia, caminando una y otra vez por los caminos pisados a ver donde la he perdido y no me he dado cuenta.
Ahora mismo no encuentro mi sombra, ¿sabes tú dónde está?, es que me hace falta para hacerle un remiendo más.
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