y recuerdo aquel susurro
entre el sudor y el suspiro,
se fugó la razón.
Aún me siento callada,
mis manos entre las sienes,
sienten el silencio rancio,
en la piel, en mi alma varada.
De nuevo mi pluma danza,
en las lagunas blancas
de una tristeza quieta
que me grita:¡Calma!.
Vuelvo a buscar mi soledad,
amiga de mí, de mis noches,
de mis albas, de mi vida
que se torna cansada.
Regreso a teñir las letras
que dan forma a lo sentido,
sentir y vivir,
dan forma a las lágrimas.
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