miércoles, 20 de noviembre de 2013

Siempre, nunca, durante...es eterno





Siempre, nunca, durante, ahora, después, antes o para siempre, son adverbios de tiempo utilizados habitualmente en nuestra literatura, ya sea en prosa o en arte poética y, por supuesto, dan el tempo de lo contado en la historia en sí. 

En muchas ocasiones en los enamoramientos se escribe muchísimo, tanto antes (preludio, fantasía, ilusión), durante (pasión, , ilusión, fantasía, amor) y después (el amor, dolor, recuerdo, nostalgia, sensaciones, huecos, silencios, soledades, odios, rechazos...) . Pasa que a veces nos hacemos una madeja enmarañada con dichos tiempos y sus hilachas, y los textos o poesías nos quedan llenos de una algarabías de todas esas sensaciones antes mencionadas que ni el mayor experto en amor podría adivinar en qué fase de la historia podemos ubicarnos (todo ello si en realidad tiene sus fases). 

No sé si es mejor no analizar tanto nuestras emociones. No encasillarse en zapateros llenos de polvo y cuadrículas extinguidas. En esas reglas que nos contaron los mayores. En dejar que la ropa tendida llegue a oler mal y apurgarar nuestras ilusiones y fantasías. No sé si es mejor no dejarse llevar por la singularidad y atreverse a juzgar a los demás sin reparos. O no dejarse llevar por los duendes del diablo y utilizar su fuego en acciones o palabras...

Siento con todo lo anterior una metamorfosis de alguien que no conozco ni yo misma e imagino que todo quiere cambiar de rumbo sin previo aviso. 

Prefiero entonces pisar hojas secas en soledad. Sembrar magnolias para tomarlas en infusiones de silencio y calma. Abrigar la ausencia con una manta de recuerdos y mirar la luna como crece cada noche por mi ventana. Prefiero la brisa en el horizonte azul a las olas golpeando mis pies bajo la arena. Quiero una tierra mojada a un cielo sin estrellas. 

Aunque el amor mirado así, entretelas de distintos tiempos, en distintas emociones, contextos y espacios me parece maravilloso y a la vez una locura. 

Ya todo el que ha amado una vez sabe qué es pasar de primero a segundo ( como en el instituto.... y a veces con suspensos). 

Tengo una suerte extraordinaria de amar en la locura, sin tempos, puedo amarlo antes, después, durante, a su lado, en la distancia, en el silencio... incluso sin cruzar palabras. Porque el amor me eligió y porque lo elegí a él. Porque tengo la libertad de soñar a su lado y sentirlo en mi almohada como me mira cuando me llega el duermevela. Porque camino por cualquier sitio y lo veo sentado en una esquina leyendo su periódico y bailando con sutileza el café, siempre en taza, con sus piernas cruzadas y los cordones de los zapatos anudados al límite interior. Porque entro en las librerías que el frecuenta y paso las manos por las mismas pastas que él, huele a su perfume y pensamientos. Porque cuando llueve siempre tengo la misma postal que sentir, una noche besándonos casi en medio de la calle con un pañuelo que me regaló en la cabeza y acariciándome la cara mojada y el pelo que se escabullía buscando también sus caricias. Porque cuando alguien me nombra una ciudad de las muchas que hemos estado juntos me mariposean sus fotografías y mi mente empieza a viajar por esos lares donde hemos podido soñar despiertos. 

Todo esto y mucho más lo llevo como oro en paño en mi interior donde nadie, ni siquiera yo misma, puede dañar este tesoro que encontré un día en una mirada tras un cristal.

Hay por ahí un fragmento de algún libro que no recuerdo de Bucay que dice que "Hay que tener un amante" y define amante como "lo que nos apasiona", eso en lo que andas pensando que te ilusiona, que ocupa tu tiempo, lo que piensas antes de dormir. Tengo muchos amantes en mi vida entonces, me ilusiona la lectura, la música, la pintura, poesía, cine, teatro. ...pero lo que más me apasiona es este amor loco y eterno. 


No todo está fuera, sino donde tu quieras que esté, para seguir teniendo la sensación de vivir detrás del tul blanco. 


Con cabales o sin ellos....





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