Me quedé mirando mi ventana buscando el último aliento. Es curioso hoy aunque llueve de vez en cuando algunas gotas, mi dama de noche se abre para entrar de la mano de un viento que se torna húmedo y me regresa a mis recuerdos más recientes, a buscarte en el calor sentido, a evocar ese encuentro esperado y deseado, me regresa a ti.
¿Sabes? la luna está plena y va tanteando algunas nubes para salir, ¿es la plenitud lo que le da esa belleza? ¿es el contraste con el cielo y las pinceladas grises que avanzan suavemente?
¿Es la plenitud un placer? ¿existen momentos mágicos donde el placer y la felicidad se unen para darte un empuje vital? ¿pueden multiplicarse los sueños al haber sentido las nubes en tus manos?
Todas esas preguntas y más, me las respondes tú, me las aclaras cada vez que tus manos se acercan a mí, cada vez que tus labios juguetean al borde de los míos, cada vez que sumamos uno más uno y al final y el resultado es también uno.
He vuelto a mirar el cielo, ahí sigue alba y esplendorosa, más o menos como esta mujer que escribe y te siente.
Sigo en mi sofá recogiendo sueños que entran por mi ventana.
¿Eres tú el pintor de mis sueños? ¿eres tú el que me susurras cuando cierro los ojos?
Intentando retratar suspiros, sensaciones, instantes...
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