lunes, 28 de abril de 2014

Desándame...








Si pudiera elegir sería madera para el invierno 
y nunca cerraría las ventanas de la casa, 
sé que me contradigo, soy yo, eso no cambia, 
pero puestos a ser, a existirte, amor mío,
deja que un hallazgo indeciso nos anuncie el día, 
que tus besos vencidos me desanden.
O acaso, sólo toma mi mano, esa que te ama 
y me devuelve inédita la sacudida del gesto que me abruma,
como si fuera, tal vez, un golpe de mar 
o una despedida.




Isabel Moncayo


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