Acaricio de nuevo las teclas con los dedos llenos de pensamientos y abandono mi soledad para compartir una nueva luz. Quisiera que un sueño volara sobre mi tul para dejarlo muy cerca tuya, quisiera que mis palabras emigraran para saber que estás aquí y mis sensaciones lograran tocar aunque fueran tus manos.
Cuántas noches he querido escribirte y no regresaban las palabras, mi corazón latía cada una de ellas dándole versos al viento, al silencio, a tu ventana cubriéndola de una niebla quebradiza y templada. Así sigo derritiendo amapolas para lograr ese perfume que te embruje y te lleve a ese cielo donde las gaviotas ya regresaron a pisar nuestra arena.
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