Siempre llego a ti en tardes de marzo.
Por extraña fuerza de la nostalgia
penetro en el clamor de tu cauce
como sordo estallido de agua constelada.
Un brote de paz es tu andar por mis silencios.
Arropado de espuma, tendido en sombra,
con la fresca sensación del tiempo en la mirada.
La leve potencia de tu paso esparce colores
y me abismo desde la orilla que atardece.
Ah, luminoso río,
grandes amores no se ahogan en remansos.
César Bisso
Si el encuentro es como la imagen será un encuentro bello.
ResponderEliminarSaludos.
"Grandes amores no se ahogan en remansos." Me quedo con ese final. Todos tenemos nuestras tardes de marzo.
ResponderEliminarUn saludo.