Me propongo reposar un instante
a la sombra del muro de mi deseo.
Allí hay un jardín, todo verde.
Allí hay una charca, del color de mi sueño.
Puedo abrir la puerta del jardín
con la punta de mi dedo
sí, allí volverá a crecer
la oda de los tallos de mi susurro
el cielo verterá amorosamente
un manojo de estrellas a mis pies
la cara de estas charcas es bella de mirar
trazan mi destino futuro
mis lágrimas se precipitarán
sobre el perfil de mis deseos.
Fatema Rakei
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