Y si el verso,
si estas sílabas desnudas,
fueran el modo
de entregar el enigma transparente de mi cuerpo
al viento,
para que tú lo recojas
con tu río de fuerza
y tus manos de plata.
Y si es posible,
que entre tímidos paisajes de palabras,
los cuerpos se encadenen dulcemente,
si entre los murmullos de lluvia
esparcidos en estas páginas de agua,
los cuerpos estallan en un halo incandescente,
reunidos en la cima del mar más alejado,
conscientes de que entre sus dedos tiembla
la eterna pureza de un camino inaccesible.
Yolanda Gelices
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