donde arrugar mis palabras,
las que se siguen escapando
sin saber donde terminar.
Y tengo tinta,
tintero,
tengo ganas
y sueños,
ese suelo donde se pisa,
esa nube que te cala
en medio del albero.
Tengo recuerdos,
pausas y prisas,
el camino largo
y la vereda verde
que resurge cuando
duermo
y despierto.
A veces miro y me rechazo, otras acepto el son y otras quiero conocerme...
Ahora mismo me miro y le pregunto:
¿Me permites soñar unos momentos?
Ahora mismo me miro y le pregunto:
¿Me permites soñar unos momentos?
Qué simples son las cosas que hacen que la vida se frene y se transforme en un espejo frente a ti, pidiéndote que mires al frente, que cantes o que bailes, que llores o que rías, pero mirándote, sintiendo cada gesto que vive en ti, un espejo que te recorre cada una de las arterias y su latido, cuánto sientes, cuánto necesitas, cuánto das y cuánto te das cuenta de que realmente precisas mirarte todos los días para conocerte un poco más a ti mismo.
Maravilloso lo que has escrito Almadona, de lo mejor creo. Besos
ResponderEliminarSe echa de menos tus escritos, vuelve. Un beso
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