"La experiencia del sufrimiento es un hecho fehaciente que la vida revela, incluso a los más afortunados. Muchos de nosotros intentamos agazaparnos, escondernos detrás de nuestras posesiones con el fin de comprar un seguro que nos liberará del dolor. ¿Es esto posible? Cuando alguien sufre tiende a exclamar: «¡Por qué tuvo que ocurrirme esto!», recelando del sinsentido del mal y consternado por su (mala) suerte. El caso es que nadie se pregunta: «¿Por qué tuvo que pasarme esto a mí?», cuando gana un premio con la lotería.
De algún modo, sentimos que el bienestar nos corresponde.
El sufrimiento se agudiza además por la resistencia y miedo que tenemos al dolor. Lo pasamos peor por la congoja que nos embarga, por la autocompasión de vernos afectados ante una situación difícil, por la injusticia de la que nos sentimos objeto. El dolor abarca, por supuesto, el físico, pero también el moral: el padecimiento debido a la impotencia y a la frustración. Para Buda el sufrimiento consistía en «nacer, envejecer, enfermar, estar atado a lo que uno detesta, apartarse de lo que uno ama, no poder gozar de lo que uno desea». Si bien no es posible evitar el dolor en ciertos momentos, el sufrimiento sí...
...No forma parte de los parámetros habituales por los que nos regimos, no lo toleramos; lo rechazamos, le damos la espalda, no podemos soportar que nos hieran las espinas de la vida. En ocasiones vivimos acelerados, rodeados de objetos, distraídos con actividades de diversa índole, despistados con el ruido exterior para no asumir ese dolor como parte inexorable de nuestras vidas. Sin embargo, negarlo no es superarlo, y ello constituye una de las mayores causas de los problemas mentales. Los traumas aparecen como consecuencia de ese rechazo, acarreando ansiedad, angustias e incluso depresiones. La solución no radica en la huida —aunque ésta sea hacia delante—, porque soslayar el sufrimiento y tratar de olvidarlo sólo aporta un breve reposo, pues siempre está ahí a un nivel profundo y latente. La clave es la trascendencia del mismo mediante la toma de conciencia."
Cuando sea feliz.-Mónica L. Esgueva
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