Son tus ojos de color mutante,
que me miran en esta danza,
y con un hechizo delirante,
me atrapan, duermen mi piel descalza.
Regresas los terciopelos azules,
de las capas que cubren mis manos,
sueños que van encajando como puzzles
en los ocasos de mis párpados cansados.
Pisas las arenas que se tornan granas,
a la entrada, en la orilla de mi pasión,
en el encanto de las olas ahogadas,
por el mecer de mis lágrimas en tu canción.
Y a veces río entre las acacias,
que forman la vereda de aquella plaza,
mi paz entre tus brazos ya derramada,
y río por sentir tu semblanza clara.
Bambaleos de corazón abierto,
en el interior de mi coraza,
suena el son de un tango cierto,
con pasos aprendidos en tus palabras.
Dáme los acordes de tu vals,
los cisnes blancos de tu lago,
que quiero nadar a ciegas
en el mar virgen de tu regazo.
Mz
ResponderEliminarVuelve a escribir por favor, nos tienes abandonados. Un beso
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