sábado, 30 de enero de 2010

Nada es igual.-Manuel Carrasco

Espero.-Mario Benedetti

Te espero cuando la noche se haga día,
suspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas, lo sé,
sé que no vendrás.
Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
sé que ya no estás.
Creo saber todo de ti.
Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
pues sé que no vendrás.
Te espero cuando miremos al cielo de noche:
tu allá, yo aquí, añorando aquellos días
en los que un beso marcó la despedida,
quizás por el resto de nuestras vidas.
Es triste hablar así.
Cuando el día se me hace de noche,
y la Luna oculta ese sol tan radiante.
Me siento sólo, lo sé,
nunca supe de nada tanto en mi vida,
solo sé que me encuentro muy sólo,
y que no estoy allí.
Mis disculpas por sentir así,
nunca mi intención ha sido ofenderte.
Nunca soñé con quererte,
ni con sentirme así.
Mi aire se acaba como agua en el desierto.
Mi vida se acorta pues no te llevo dentro.
Mi esperanza de vivir eres tu,
y no estoy allí.
¿Por qué no estoy allí?, te preguntarás,
¿Por qué no he tomado ese bus que me llevaría a ti?
Porque el mundo que llevo aquí no me permite estar allí.
Porque todas las noches me torturo pensando en ti.
¿Por qué no solo me olvido de ti?
¿Por qué no vivo solo así?
¿Por qué no solo...
Mario Benedetti



Si mis pensamientos


Si todos mis pensamientos
fueran retazos de papel,
no formarían un libro,
sino un barco frágil
con un rumbo a tus manos,
navegaría por el mar de tus adentros
para gozar de tus latidos,
para acercarme a la orilla
de tus besos.

Valeria

Se fue apagando la vela y entrando la madrugada mientras Valeria seguía con la mirada perdida en su ventana, no pudo cenar, no tuvo fuerzas para ni siquiera llegar a la ducha, ni recoger la ropa de tendedero, su cama estaba deshecha, la ropa en el suelo, los platos en el fregadero con los restos de la comida del día anterior y una bolsa de basura en la puerta de la cocina. Se hizo la oscuridad, sólo iluminaba la habitación el rayo de luz de aquella farola de enfrente que ella tenía ya dibujada en su memoria. Cansada de vagabundear en sus recuerdos Valeria se fue a la cama de nuevo, engurruñó su almohada debajo de su cara y cerró los ojos, esperando el sueño con un solo sonido a su alrededor, un tic tac de un reloj antiguo que conservaba de la tía de su madre.
Había tenido uno de los peores días de su vida, la despidieron, después de diez años trabajando para la misma empresa, era diseñadora de velas aromáticas. Allí conoció a Ricardo, el jefe de producción, aún recuerda el primer día que comenzó, la recibió en su despacho y desde que se miraron fue como una historia contada en silencio, una historia que se teñía desde el principio de ternura y profundidad, como esa mirada, en ese mismo instante Valeria soñó con tocar su cara, acariciar sus manos, besar sus labios. Desde ese día, los dos intentaron no volver a mirarse de esa manera, huían de encontrarse, aunque lo deseaban, pero los dos sabían que estaban perdidos. Ambos tenían pareja desde hacía años, pero nunca les había pasado que otra persona se adentrara dentro de ellos con una cadena de reacciones químicas a través de los ojos, de cuatro ojos que se encontraron por casualidad.
Inevitablemente Valeria y Ricardo, empezaron a entablar una gran amistad, comenzaron las confidencias, y el deseo de volver cada día al trabajo para olerse uno al otro, para mirarse, Valeria no sabía ya que inventar para estar cerca de él y ofrecer sus cuidados sin que Ricardo se diera cuenta.
Aún a las tres de la madrugada tenía los ojos entreabiertos, pensando en su futuro, pensando en Ricardo, recordando tantos y tantos momentos maravillosos entre los dos, y en ese último instante a su lado, como a él se le escapaban las lágrimas impotente al verla salir del trabajo sin poder hacer nada por solucionarlo.
Al día siguiente, Valeria se levantó como sonámbula, con los ojos hinchados y los pliegues de las sábanas en sus mejillas. Con esfuerzo se metió en la ducha y empezó de nuevo a llorar. Recogió la cocina, se hizo el desayuno y se sentó en la mesa del salón volviendo a perderse en el vaho de la ventana. Sonó el timbre y dio un respingo de la silla, se apresuró en abrir, el corazón le latía cada vez más rápido, ¿sería él?, miró por la mirilla, era Ricardo, allí estaba sonriente. Abrió la puerta y se abrazó a él, con todas sus fuerzas, él le respondió de la misma manera y la besó con deseo, con ternura, con pasión.
Cuando por fin pudieron mirarse, Valeria notó un signo de esperanza y felicidad en él, estaba tranquilo y se dio cuenta que traía una bolsa enorme que tiró para abrazarla, la miró y le pregunto de inmediato que contenía.
-Son mis cosas del trabajo, he renunciado, no puedo vivir un día sin verte, sin pasar por tu vera y oler tu perfume, no puedo seguir trabajando y mirar tu silla todos los días vacía, o verla ocupada por otra persona, no puedo concentrarme si tú no estás porque tú eres quien me guía y me da fuerzas para que todos los días sean maravillosos a tu lado. Si tú no estás, yo tampoco estaré. Además al verte salir me inundó una gran tristeza y rabia, que me hizo reflexionar y mirar desde fuera mi vida, ya hemos trabajado bastante para los demás, ahora vamos a comenzar un futuro juntos, vamos a montar nuestra propia empresa, los dos tenemos ahorrado y podemos, ¿qué te parece?.
Valeria se quedó petrificada, no sabía que responder, Ricardo había sacrificado quince años de trabajo por ella, quería seguir a su lado y sus palabras no las pudo recibir todas de una vez, porque el corazón ya lo tenía desbocado tan sólo con estar cerca. Cogió sus manos, las acarició, se las puso en las mejillas, y por fin pudo responder:
-Ricardo, mi vida, mírame, lo primero que quiero que sepas es que te amo con todas mis fuerzas, que me he muerto pensando que no volvería a verte diariamente, que eres maravilloso y que por nada en el mundo me perdería estar sin ti. ¿Has pensado que podríamos hacer?
Se miraron y se fundieron en un beso interminable, la llevó después a la ventana y le señaló un local que había vacío en la acera de enfrente.
-¿Ves ese local con la puerta roja?, pues ya lo he alquilado, ¿qué te parece si montamos una librería?, ¿no era una de tus grandes ilusiones?, tú decides.
Valeria ya no podía contener más felicidad en tan poco espacio de tiempo, y sólo pudo responder con tres palabras entre sollozos:
-Te quiero Ricardo.
Él le volvió a coger las manos, las apretó contra su pecho y la miró:
-Ahora voy a empezar a quererte como te mereces, y ya me has hecho el hombre más feliz que conozco, eres maravillosa y te amo Valeria.
En ese instante mismo desapareció el vaho de los cristales.


A ti me lleva

Pensando en ti
mi mirada se nubla
buscando el raíl
que a ti me lleva.



Suave latido
de mi noche
de tu noche
que comienza.


Pensando en ti
me quedo dormida
despierta,
ni los ruidos
ni la luz entorpecen
este viaje sin peaje
que a ti me lleva.

miércoles, 27 de enero de 2010

Nuestras dudas...


“Nuestras dudas son traidoras
y nos hacen perder lo que,
con frecuencia, podríamos ganar,
por el simple miedo de arriesgar.”
William Shakespeare

Sólo para ti.-Camila



Y es el amor

Una página a cuadrículas,
donde las letras van besando
las líneas entrelazadas.
Y es el amor…
una huella en la arena mojada,
esperando que el mar se la lleve
a tu vera, mas allá del destello
de una luna embrujada.
Es caricia del amanecer
de una brisa temprana al almendro,
cuando despierta y despereza
con flores rociadas.
Es la cera quemada,
a la luz de la madrugada,
entre palabras y sinfonías,
confundidas en nuestras manos.
Y es el amor…
un tibio rescate,
de suspiros guardados
allí donde nadie buscaba.
Es la sonrisa de un abrazo,
el perfume de un beso,
cautivados por aguas inmensas,
que los llevan a lomos del ocaso
y cabalga hacia otro radio,
detrás de aquel horizonte lejano.
Es el mirar sin decir nada,
el silencio de corazones velados,
incienso quemado
entre nubes ahuecadas
en la inmensidad de tu cielo.



Nido de globos

Confieso que nunca quise dejar de ser una niña asida a un montón de globos al aire, cada uno de ellos representando una ilusión, un sueño, una esperanza de vivir un viaje maravilloso a lo largo de mi vida. Sigo pensando en algunos momentos como aquella niña y no he dejado volar todos mis globos, porque son los que dan el color a mi sonrisa, los que empujan a mis pies para seguir pisando esta arena, porque cada uno de los que me quedan lo cuido para que nunca se me escapen. Tengo un globo azul que me recuerda la paz y el recuerdo de los momentos en los que se me escapaba una canción yendo al colegio y tambaleando mi maleta de un lado al otro, revoloteando mis libretas dentro de ella. Conservo el globo rojo brillante que me da la testarudez y el sentimiento de empuje, nunca podré olvidar como saltaba al elástico sin querer fallar o cuando brincaba con una buena noticia. Aún tiro de la cuerda y vuelve ese globo amarillo que me recuerda la inmensidad y el poder del sol, siempre de pequeña me decían que nunca mirara al sol de frente que podría dañar mis ojos, pero miraba aunque fueran los instantes precisos para después cegarme. Y así puedo seguir contando globos, pero no quisiera terminar sin pensar en esas cintas que los unen y que tiran y aflojan las fuerzas de mi alma.


viernes, 15 de enero de 2010

Mary Poppins



Una mezcolanza entre la realidad y la fantasía, fueron precoces en dicha fusión. Me quedo con la fantasía, con la ausencia de ridículo, con las sonrisas y las ilusiones, de alguna manera al final se vuelve a la realidad y eso es algo parecido al ruido de las teclas de una vieja máquina de escribir marcando el papel al mismo son y tono, como cuando entrabas en una oficina administrativa de una antigua empresa, que todos en su sitio y eso... a teclear, eso es la vida a veces, y por ello prefiero ser pingüino, no sé si hembra o macho, eso sería otro tema...

jueves, 14 de enero de 2010

El temblor del corazón



¿En alguna ocasión te ha temblado el corazón?

Pues te contaré, narraré, dibujaré e intentaré describir qué sensaciones te recorren por tu alma y por tu cuerpo cuando el corazón te tiembla.

Es como si como un malabarista el cuerpo te diera tres tirabuzones en el aire y cayeras como si nada hubiese pasado, pero...tu corazón salta dentro tuya sin poder pararlo.

Es como si un duende loco se introdujese por tu nariz y desde el pulmón izquierdo llamara a una puerta pidiendo auxilio.

Cuando el corazón te tiembla, está pidiéndote a gritos más espacio porque no puede latir en ese pequeño hueco que le dejas, ¿qué te crees que es tu corazón? ¿un infante al que le puedes regañar y castigar cada vez que quieras?, es un error porque se estremece, se mueve arbitrariamente, se encoge, ¡¡grita!!, y quiere salir. Y se defiende, se defiende clavándote una espina que duele al respirar, y además te hace chantaje, o me sueltas o te dolerá y no pararé hasta que tus lágrimas caigan, hasta verte laxa e inútil.

Así es el corazón cuando no está libre, cuando lo aprisionas, cuando crees que no siente, y sí ...sí que siente....además vuela como las mariposas y cuando notas su aleteo suave que te acaricia el alma como si te rozara una manta de terciopelo, es una sensación clara de que por una vez se habéis puesto de acuerdo.
Aquí me tienes dialogando con él, para llegar a un pacto, porque me tiene molida, pero es que no entiende mis razones, no comprende que...


miércoles, 13 de enero de 2010

Carta 28 para Claudia, Jorge Bucay


Claudia:
Creo que cada vez me pedís cosas más difíciles. El amor... ¿qué es el amor?
Empecemos por lo obvio...El amor es un sentimiento y como tal está, por supuesto, en relación con el sentir... ¿Sentir qué? No sin antes recordarte que no hay absolutos, te cuento que lo que más me gusta a mí identificar con amor es el regocijo por la simple existencia de otra persona; o quizás debería decir: de lo amado (persona o no). Esto significa que amar es independiente de lo que el amado haga, diga o tenga; que mi amor no depende de que lo amado esté a mi lado o se vaya; que cuando amo no me aferro, no manejo, no presiono. Que amar, finalmente es la aceptación total del otro.
Recuerdo ahora a Carl Rogers: Cuando percibo tu aceptación total, entonces, y sólo entonces, puedo mostrarte mi yo más suave, mi yo más delicado, mi yo más amoroso (y sobre todo), sólo entonces puedo mostrarte mi yo más vulnerable".
Todo lo anterior separa dentro de mí el amor de tres cosas, que suelen confundirse con amar:
Estar enamorado
Querer
Necesitar


De necesitar hemos hablado, y te dije que era la imprescindibilidad de algo (como el oxígeno, ¿te acuerdas?), y yo, personalmente, dudo de que se pueda necesitar a alguien. Sí sé que a veces me autoconvenzo de que "necesito" a alguien, y sin embargo también sé que me miento cuando así lo creo. Siento que cuando "te necesito" dependo de vos para sobrevivir, te obligo implícitamente a hacerte cargo de mi afecto, desaparezco como persona, e intento transformarte en alimento vital.
Querer, en cambio, sabe que no existe tal necesidad, pero "Querer" viene del latín Quarere y significa: "Tratar de obtener"."Querer" es el deseo, el apetito. "Querer” es querer para mí. Si "te quiero" te estoy implicando en una suerte de pertenencia, en un pedido; cuando no es una exigencia de estar, de permanecer, de darme, de valorarme."Si te quiero, te recorto las alas y te dejo a mi lado para siempre; si te amo, disfruto viéndote crecer las alas y disfruto viéndote volar".La primera vez que escuché esto, lo leía un locutor en la radio. Siento todavía la misma envidia que sentí ese día de que alguien pudiera ser tan claro.
Estar enamorado, no tiene nada que ver con todo lo anterior, porque para mí "estar enamorado" no es un sentimiento, sino una pasión.
Cartas para Claudia, Jorge Bucay

Desde cuando, Alejandro Sanz

"Lo que le falta al tiempo", Ángela Becerra


"Muchas veces te encuentras hechos
que nunca acabas de comprender...
No vale la pena torturarse, querida.
Estamos aprendiendo, siempre estamos aprendiendo;
incluso en el momento de nuestra muerte.
Ella es nuestra última lección: la magistral.
No tengas miedo de equivocarte mientras vivas.
Recuerda: estás viva y eso te da la opción de corregir.
Corregir es un regalo, ¿sabes?
Pocas personas son capaces de apreciar su valor"...
"Lo que le falta al tiempo", Ángela Becerra.




Fragmento de 'Lo que le falta al tiempo', de Ángela Becerra, en el programa Relatos entre Brumas, de la revista semanal Tinta Digital.

Rayuela. Capítulo 80






Fragmento del capítulo 80 de Rayuela (Julio Cortázar). Por Saray Pavón Márquez.

Silencio a silencio


En aquella farola me quedé llorando,
en mis silencios que no duermen,
en los suelos de mi melancolía,
en aquella farola,
despedí a mi sol que ya dormía.
Y cerré mis ojos un instante,
me llegó el calor de tu aúrea,
el sueño de tu mirada,
una fugaz visión de tus manos
que acariciaban mi cara.
Un bello ocaso desde la baranda,
el mar ardía en capas naranjas,
en pergaminos violetas,
en lisas caricias granas.
Quiso el sol unir en el horizonte,
el sema de tu silencio
y mi silencio...
que no duerme, sólo suspira
y vuelve al baúl de sus anhelos,
a morir entre recuerdos.

domingo, 10 de enero de 2010

Una lágrima en el corazón


Donde fueron las miradas
quemándome la piel,
donde fueron tantas ganas
de amarte cada vez
que sucedió
se fue el amor
sólo queda en el aire
un silencio tan frío y tan cruel
Hoy te siento tan lejana
como una nube gris
me pregunto si fue en vano
tenerte junto a mí
donde están las cartas y los besos
donde están las flores y los versos
donde se fueron los momentos
que no volveran.
Donde fueron las palabras
jurando locuras de amor
las promesas que me dabas
hincadas en una pasión
sólo quedan tantas noches blancas
sólo quedan huellas en el alma
sólo me queda
una lágrima en el corazón.
Donde fueron tus caricias
sembradas en cada rincón
la ilusión de ser tu vida
las noches de lluvia tú y yo
sólo quedan tantos sueños rotos
sólo queda este dolor tan hondo
sólo me queda
una lágrima en el corazón
Hoy descubro mis recuerdos
llenándose de ti
hoy te busco y sólo encuentro
que ya no estas aquí
donde están los besos
que me dabas
donde estan los sueños
que jurabas
deja el silencio
y ahora dime por fin la verdad
Donde fueron las palabras
jurando locuras de amor
las promesas que me dabas
hincadas en una pasión
sólo quedan tantas noches blancas
sólo quedan huellas en el alma
sólo me queda
una lágrima en el corazón
Donde fueron tus caricias
sembradas en cada rincón
la ilusión de ser tu vida
las noches de lluvia tú y yo
sólo quedan tantos sueños rotos
sólo queda este dolor tan hondo
sólo me queda
una lágrima en el corazón
Donde fueron tus caricias
sembradas en cada rincón
la ilusión de ser tu vida
las noches de lluvia tú y yo
sólo quedan tantos sueños rotos
sólo queda este dolor tan hondo
sólo me queda
una lágrima en el corazón
una lágrima...
Alejandro Fernández

viernes, 8 de enero de 2010

Dígale...

Mira por donde, F. Savater




Lo que verdaderamente me apasiona de la filosofía son las preguntas. Dentro de la pregunta misma incluyo también las respuestas ingeniosas, sean tajantes odubitativas. Las que mantienen abierta la pregunta y aun la ensanchan, no las que pretenden cerrarla. Por ejemplo, si a la cuestión «¿qué es la vida?» se me contesta: «nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar, que es el morir», me han respondido sin respuesta de clausura, me impulsan a seguir preguntándome de modo aún más rico. Y más enigmático, aunque menos obvio. Los ríos, el fluir, la muerte y el mar: no tengo solución al interrogante pero a partir de ahora lo plantearé de modo menos inocente. Es eso lo que espero del pensador, sea filósofo o poeta. Con la diferencia de que en el segundo acepto sin más lo fulgurante y en el primero agradezco la paciencia del desmenuzamiento, los peldaños del razonamiento que llevan unos a otros hasta algún descansillo en su ascenso (o su descenso) pero nunca al descanso. En cuanto queda establecido que «ya hemos llegado» acaba el filosofar y tropezamos con el sistema, es decir con el anquilosamiento doctoral del pensar libre. En el fondo de mi fondo no hay fondo: está el escepticismo. El escepticismo de fondo respecto al fondo. Cuentan que las últimas palabras del admirable Diderot fueron: «El escepticismo es el comienzo de la sabiduría». Para mí ha sido no tanto el comienzo sino el final de la «sabiduría», es decir las comillas irónicas que la enmarcan y por tanto vedan que tenga nunca precisamente final o descanso.
Ojalá que nunca lo requiera, ni lo admita, por cansados que estemos y por trascendentalmente halagador o cómodo que sea el supremo desenlace que se nos ofrece...
Mira por donde, Fernando Savater

El laberinto de la rosa, Titania Hardie


19 de septiembre de 2003, Chelsea, Londres


La luz de un sol equinoccial se filtró entre el espeso follaje y dio de lleno en los ojos a Lucy, haciéndole parpadear. Estaba sentada bajo una morera de impecable linaje en el Chelsea Physic Garden, contenta tan sólo por estar allí. El árbol tenía frutos cuyo penetrante aroma impregnaba el aire. Esa mañana se había sentido mejor y sus médicos habían accedido cautelosamente a que hiciera una «tranquila caminata» para ocupar parte del tiempo que a ella le parecía extrañamente en suspenso, con la condición de que hiciera también frecuentes descansos.
En realidad, había recorrido un trayecto bastante largo, pero no tenía intención de decirlo. Era muy bueno atravesar los límites de ese edificio donde los sentimientos y las emociones eran patrimonio común, y gozar de un rato de intimidad para estar a solas con sus pensamientos. Esas oportunidades eran una especie de milagro y tenía previsto aprovecharlas, estar fuera el máximo tiempo posible.
Esperaba pacientemente una compleja y peligrosa operación cardiaca, demasiado para detenerse a pensar en ella. Estaba lista para ser transferida a Harefield en cuanto hubiera el primer indicio de que era posible realizarla. La belleza de la estación la emocionó y ese día volvió a sentirse viva. Keats tenía razón: el otoño era la mejor estación del año inglés. La arrullaron las abejas, las cortadoras de césped y la voz de un niño procedente de algún lugar cercano, y en especial, la ausencia de los ruidos que produce el tráfico.
Esa brillante mañana de septiembre, arrobada y asombrosamente esperanzada, leía en un gastado volumen de poemas de John Donne:

Mientras los hombres virtuosos mueren de forma apacible
Y susurran a sus almas; para partir luego
Mientras algún triste amigo dice
Que aún respira, y otros dicen que no:
Vamos a fundirnos, en silencio...
El laberinto de la rosa, Titania Hardie

Palabras para Julia

PALABRAS PARA JULIA

Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.

Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.

Te sentirás acorralada
te sentirás perdida o sola
tal vez querrás no haber nacido.

Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

La vida es bella, ya verás
como a pesar de los pesares
tendrás amigos, tendrás amor.

Un hombre solo, una mujer
así tomados, de uno en uno
son como polvo, no son nada.

Pero yo cuando te hablo a ti
cuando te escribo estas palabras
pienso también en otra gente.

Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.

Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.

Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor, tendrás amigos.

Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.

Perdóname no sé decirte nada más
pero tú comprende que yo
aún estoy en el camino.

Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.

José Agustín Goytisolo




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Poema de José Joaquín Goytisolo, música de Ennio Morricone (Los Intocables), extraído de Canal Comunidad, recitado por José Manuel Rodríguez.


lunes, 4 de enero de 2010

Avatar


"En Internet y otras tecnologías de comunicación modernas, se denomina avatar a una representación gráfica, generalmente humana, que se asocia a un usuario para su identificación. Los avatares pueden ser fotografías o dibujos artísticos, y algunas tecnologías permiten el uso de representaciones tridimensionales." Wikipedia
Este actual vocablo se me asemeja a las máscaras metafóricas que habitualmente usamos para comernos algunos días y otros embelesarnos. Cuántas veces nos hemos convertido en un avatar, una representación gráfica de nuestra persona, ¿cuántos avatares podemos tener?, cuántas dualidades, modelismo, brillos, colores...Me gusta cuando mi representación gráfica hacia los demás entiende los idiomas hablados u escritos, me gusta que de vez en cuando salga un brillo en mis ojos, o quizás una lágrima, me gusta sentir que la vida recorre, como la savia al árbol, mi sangre y me da la fortaleza para probar las sensaciones que me ofrece. Si pudiese elegir no sería un avatar destacado por la belleza, ni deslumbrante, pero si un avatar deseando amar.